Tanti

Tanti, está enclavado al pie de las montañas grandes de Córdoba –Argentina-, a unos 50 km de mi ciudad, se convirtió en el refugio de nuestra familia desde hace muchos años… es un pueblo pequeño, que según mi hermano lo “desenchufan” cuando termina la temporada.
Recuerdo cuando Juan nos llevó a ver el lote que recién había comprado, sin hacer caso de la advertencia de mi madre: - Juan! Ni se te ocurra eh!!!!!, pero, no hay mejor ciego que el que no quiere ver o mejor sordo que el que no quiere oír y mi papá siguió sus instintos naturales y exacerbados de siempre de hacer lo que le venía en ganas.
El asunto es, que nos quedamos embelezados con el lugar, lo primero que programó mi “viejo” fue la galería de la casa con un grannnnn asador para reunir a toda buena compañía allí, en un lugar secundario quedaron las habitaciones, el baño y la cocina, tal es así que la galería fue por mucho tiempo el único lugar “terminado” de la casa mientras que por años dormíamos con las paredes aún sin revocar y en invierno se colaba por entre los ladrillos unos chifletes de aire helado que nos congelaba la nariz.
Tanti ha sido el lugar de mi adolescencia, cargado de aventuras, paseos a caballo, partidos de bolley y bajadas constantes al río. Mi hermano y yo llevábamos a nuestros amigos (y lo seguimos haciendo) para hacer del lugar una fiesta interminable… hoy, mi hijo es el que más lo disfruta y obviamente sus abuelos se encargan de malcriarlo, pero a no desesperar, ya seré abuela yo y me vengaré como Dios manda.
Las fotos que están aquí son tomadas desde la galería, cuando me levanto a la mañana y preparo el mate, eso es lo que veo: en verano verdes increíbles, en otoño ocres y amarillos…